En la
detección de buenas prácticas, muchas veces nos encontramos con
ideas innovadoras, proyectos piloto y planes a desarrollar. Sus responsables son personas a tener en cuenta a la hora de elaborar un
informe de benchmarking. No porque su trabajo resulte en una buena práctica, sino por su experiencia, posiblemente, mayor que la nuestra.
Muchas veces nos dejamos llevar por el brillo de la innovación pura y dura, pero
una buena práctica necesita una cosa: éxito. Hay multitud de ideas para resolver un problema, pero el éxito en su aplicación determinará si es una buena práctica o no.
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"The RocketMan"
Nadie dudó que era una buena idea, pero no se pudo extender masivamente. Era inviable que todos pudiésemos volar libremente.
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¿Cómo aprovechar los fracasos de la innovación?Estudiar los errores siempre nos permitirá evitarlos. Conocer porqué murió un proyecto podrá hacernos ver, quizás, que realmente es una buena idea mal gestionada o dirigida.
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Microsoft tardó en darse cuenta de que el éxito del Firefox era su código abierto. El error de Microsoft fue confiar en su posición en el mercado y no advertir que el usuario podía tener unas u otras necesidades que su herramienta no satisfacía.
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El benchmarking, además de comparar nuestros sistemas de gestión, nuestras ideas, con las de los líderes en el sector o los de nuestra competencia, también incluye los errores cometidos. Quizás no alcancemos a la competencia, pero, al menos, no incurriremos en los mismos errores que ellos.
En conclusión.No todas las
ideas innovadoras han de ser consideradas
buenas prácticas. Aún así, hay que contactar con sus promotores para conocer con qué problemas se enfrentan.
El objetivo: saber en qué estado se encuentra y hacia dónde se dirige la vanguardia.
Sigo pensando...