Hablar en público es uno de los temores más habituales entre los españoles. Sin embargo, no nos queda más remedio. Hablar ante los demás es básico para nuestro desarrollo profesional. ¿Cómo vencer ese temor nacional?
Hay psicólogos y expertos en comunicación que tienen 1.000 métodos eficaces. A mí me ha funcionado una sencilla observación.
Hace tiempo, por la calle, vi a un señor con la cremallera bajada. Se cruzó conmigo y no le advertí de su situación. Dejé que continuara su camino. A todos nos ha pasado más de una vez salir a la calle con el kiosko abierto. Hemos paseado por toda la ciudad con el pantalón sin cerrar; con nuestra sensibilidad expuesta a miradas ajenas. Y, sin embargo, ¿cuándo nos avergonzamos? Cuando alguien nos dice, ¿vendes pipas? Generalmente, el que nos advierte es una persona de confianza: amigo, pareja o familiar. En ese momento, nuestra preocupación es la imagen ofrecida a decenas de personas desconocidas y el bochorno puede llegar a colorear nuestra cara. Hasta ese momento hemos sido invencibles porque, como bien sabemos, la ignorancia es la fuente de la felicidad.
No tiene sentido temer al qué dirán cuando la gente es tan cobarde que no dice nada a la cara. Nuestro público es tan políticamente correcto que si no les gustó la intervención, a lo sumo, lo comentarán a posteriori con su compañero de asiento. Nadie te abochornará directamente. Y el que te diga algo lo hará porque te aprecia.
Así es como yo me lancé a hablar y expresar sin temor mi opinión. Y oigan, creo que el mundo ha mejorado desde entonces, ¿o no? ; ) No dejéis a los demás sin conocer vuestra opinión. No les privéis de vuestro talento por un temor que, como demuestra una cremallera bajada, raras veces se materializa.
Sigo pensando...
PD: Siento haber estado tanto tiempo sin escribir. Espero disculpen la ausencia. Gracias por la comprensión.
Punto y (quizá) aparte
Hace 2 meses
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