miércoles, marzo 03, 2010

Google y Telefónica

Telefónica y Google, una reflexión tonteocrática

César Alierta, "Ali" para los que pasamos por el SIC, dice que los buscadores hacen uso de sus redes, pero que no pagan por ello.

Me reconozco ignorante, algo bajo y con un poco de tripa, pero tengo cabeza, algo rubia, informe y descomunal en sus maneras. Y a mi señora cabeza le da por pensar. Mucho se ha hablado sobre las palabras dichas por César Alierta, incluso uno de mis socialistas preferidos para abandonar la política, como es Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha escrito en El País un artículo apelando a la titularidad pública de la red: que si lo de Ali fue un órdago a chicas, el de Ibarra lo es a grandes. Sí, no he jugado mucho al Mus. Soy más de chinchón y caña con bravas.

Como a mí me gusta observar y escuchar, porque para hablar ya están otros con mejor dicción, proyección y vocalización, tengo en mi cabeza una reflexión que hacer. Y como autor de este bluf que soy, la voy a hacer, parafraseando a ese viejo alcalde, de aquella aún más vieja película, de aquellos aún más lejanos tiempos, que alejados queden.

Y si has llegado hasta aquí, es que estás preparado mental y físicamente, para leerla, que no escucharla, que si algo tengo yo mal es la voz: susurrante y atascada, tímida en su boca, alejada en su lengua, huidiza en su paladar y recelosa de sus dientes. Que no me fallen los dedos, no me tiemble la mente o al revés y ya, listos y preparados. Empieza la tonteoría tonteocrática sobre Google y Telefónica.

TONTEOCRACIA sobre GOOGLE Y TELEFÓNICA,
por una mente tonteocrática y algo radical

Se dice, se cuenta que el saber no ocupa lugar, pero ¡ay lo que pesa! La gente de mente práctica, ingenieros, físicos, becarios precarios, investigadores y doctas personas ha logrado reducir el peso del saber a límites inimaginables hace, qué digo yo... unos meses o semanas. Para que lo entienda. Lo que antes hacía ceder las estanterías, hoy no lo encontramos en el bolsillo de nuestro pantalón. Aún así, la información sigue pesando y moverla de un lado a otro, aunque sea a velocidades luz, cuesta mucho, pero no porque emitir un impulso cueste, que también, sino porque si queremos hacer pasar una Espasa y una Larousse por el mismo estante observaremos si somos observadores y veremos si somos videntes o veedores, que no veredores, que no caben, que la cosa se ralentiza, que la estantería tiene un límite y que nuestra ansía de acumular y compartir información con los demás puede con la estructura que soporta eso. César Alierta es el dueño de la estantería, obviamente, no se piensen que por ser quien es y ganar el dinero que ganó con Tabacalera, tiene maderas nobles por estantes, una Expedit de Ikea y ahí va que nos preste.

Se queja el dueño de la estantería que los buscadores la utilizan sin pagar nada por ello y que a él le cuesta mucho mantener la Expedit para no recibir nada a cambio. Obvia el señor César Alierta que cobra a las personas que quieren acceder a la estantería. Si tienes acceso a la Expedit, pagas, independientemente de lo que hagas. Pero claro, lo que haces, y si lo haces mucho y ese mucho lo hacen muchas personas, termina por desbordar a la Expedit que se siente sucia de tanto manoseo. Y yo, y tú mujer, la entendemos.

Ahora bien, prosigue la tonteoría tonteocrática, ¿tiene sentido cobrar a los buscadores? Aquí voy a dar una opinión y puede ser una incongruencia. Cuidao que la suelto. No tiene sentido cobrar a los buscadores por el uso de la red, porque el trabajo de los buscadores no colapsa la estantería Expedit del señor César Alierta. Lo que sí es cierto es que a través de los buscadores, las personas que tenemos acceso a la estantería de Alierta, llegamos a contenidos que sí tienen un volumen y un peso. Por ejemplo, la página de inicio de Google no ocupa más que unos cuantos kb, que es así como se pesan los cuarto y mitad de la red; sin embargo, páginas como El Mundo, Facebook, El Corte Inglés, Taringa la minga y el resto de sitios web pesan más, mucho más que el buscador, por lo que si las muchas personas que usamos los buscadores, desembarcamos en esas muchas otras páginas que el buscador nos ofrece, estaremos machacando la estructura de la pobre Expedit de César Alierta.

Creo que el trabajo de Google y otros buscadores rastreando la red no significa más consumo de estantería que el que exigen las páginas de contenidos a los que el señor César Alierta no quiere cobrarles como, por ejemplo, las descargas de documentales de la 2. Y yo entiendo que a límite de estantería haya que hacer algo para que la información quepa y fluya más rápido, pero cobrar a quien hace accesible la información no es lógico porque no le encuentro el hecho imponible, como quien dice.

Comprendería que Telefónica y César Alierta, como su cabeza más visible (nunca mejor dicho) dirigieran sus tiros, tonos o toques, hacia los proveedores de contenidos, rogándoles encarecidamente que hagan esfuerzos por diseñar y desarrollar sitios más ligeros, que quepan mejor en la Expedit y no la colpasen. Sin embargo, la propia diana de los tiros, toques y tonos, de Telefónica, es la que se encarga de premiar a quien hace páginas más ligeras y rápidas de descargar. Porque la segunda piensa en el usuario, clave de su éxito descomunal, y la primera, en amortizar, más allá de lo amortizable, la pobre Expedit.

Bueno, y hasta aquí la tonteoría tonteocrática, que podría resumirse en un "Ali, ¿por qué no te compras otra Expedit?

Sigo pensando...


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