El triunfo de las malas ideas IV, el water eléctrico

Si lo quieres frito, electrocútalo, si lo quieres moderno, electrifícalo. Trabajo en un edificio "inteligente". Fue diseñado para optimizar el consumo eléctrico, ser ecológico y todo esa buena onda natural. Hasta el jardincillo parece un rollo de estos asiáticos zensumadre de mírame y no me toques. Sin embargo... le faltan cortinas (debe ser que almacena el calor de todo el año para soltarlo en invierno), barandillas para los desniveeeeeeeeles y posamanos para bajar y subir las escaleras como Dupont manda. Eso sí, las paredes de estas son de un rugoso granito para, si te caes, te quedes pegado cual pelusilla al velcro.
Pero... todo esto se queda corto ante el cénit de la modernidad. El antes y el después del progreso humano. ¡La llegada de la luz a los sanitarios del señor Roca!
Ya he comentado que a la gente le pierde calcar botones. Les pone. Este water tiene dos. Supongo que el pequeño es para las aguas menores (el meao de toda la vida) y, el grande, para las mayores o popó. Suponiendo, suponiendo concluyo que el único sentido práctico para incorporar un motor (repito, un motor) a la cisterna es ahorrar agua. Sin embargo... por más que pienso mientras estoy desocupado, que no desocupando, esa justificación no me cuadra. Y es que... ¿cuánta agua hace falta para producir la energía necesaria para mover el motor que desocupa y vuelve a llenar la cisterna? Y siguiendo en la línea de gastos... ¿por qué pagar luz por algo que antes se conseguía con principios físicos elementales y ¡viva el aquapark zurullesco!? Y... ¿qué pasa si el motor se estropea? ¿Cuánto cuesta repararlo? Yo, que he reparado pares y pares de sanitarios me veo fuera del mercado de las chapucillas. Ahora habrá que hacer un curso de electrofontanería. La hostia. No hay derecho. No lo hay.

Otras malas ideas triunfantes:
El soplahojas
La apertura electrónica
No más clavos

Sigo pensando...