Todo niño que se precie de tener infancia ha de tener el barco pirata de Playmobil ;). El barco, con toda su tripulación es el único recuerdo de los playmobil que no se ha ido al desván del pueblo. Iba a hacer una sesión fotográfica del barco con todos sus piratas, cuando en el altillo del armario, al lado del barco encuentro una caja de puros farias. Intrigado, la cojo, la abro y oh, sorpresa. ¡Mis chapas! Ahí estaban guardadas las chapas con las que de guaje me dejaba la piel del índice a base de tirar y tirar, carrera tras carrera, pica o no pica.
Las chapas son los cierres de las botellas de cristal. En ellas colocábamos un poco de plastilina, una pegatina del ciclista de turno, otro poco de plastilina para que no se despegara la pegatina y a correr. Aquí os muestro una selección de mis mejores chapas.
Sin duda, el mejor era Lejarreta. Tenía dos Lejarretas, el pesado y seguro cuya trayectoria siempre era recta y de confianza y otro Lejarreta, menos pesado, y algo más inestable, pero que avanzaba más rápido. En esta pequeña muestra puede apreciarse a Fignon, Lemond, Kelly, Induráin (en el Reynolds!), Lucho Herrera... En fin unos ciclistas de la época.
Por desgracia, o por lo que sea, las pegatinas de los ciclistas desaparecieron. La afición por el juego de las chapas fue declinando para dar paso al fútbol chapa, una modalidad equivalente al subbuteo y para la que cromos nunca faltaron. Actualmente ya no se ven niños por las calles tirados trazando circuitos con tiza y afinando su precisión en el tiro. En fin, todo evoluciona.
Una idea me ronda la cabeza...
Sigo pensando...
Punto y (quizá) aparte
Hace 2 meses
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