Recuerdo el día que perdí un juego de ordenador guardado en un diskette. Dis-ke-tte ¡Qué drama! ¿¡Dónde estaba ese cacho plástico!? Revolví cómoda con mesilla y apareció el lápiz que buscaba la semana pasada, la goma Milán del elefante, la grapadora con la que no pude grapar el trabajo de lengua y 5 duros -qué bien, para un sello chulo- un par de chapas, tropocientos diskettes absurdos... El juego, de coches molones y circuitos peleones, no aparecía.
Lo encontré semanas después buscando un carrete fotográfico que tenía que revelar. Re-ve-lar. Obviously que no fui a llevar el carrete y me puse a jugar. Así es mi vida. Un constante buscar y encontrar. Ahora sé, tras muchos años de aprendizaje experimental, que para encontrar las gafas tengo que buscar el móvil. Y es que es fastidioso no ver bien y perder las gafas. Por eso no es que me vayan las monturas anchas, es que si me compro unas gafas al aire las doy por perdidas (explicado queda). Eso sí, prefiero no encontrarlas a hacerlo como mi madre cuando "encontró" la tortuga que se nos había escapado. Es-ca-pa-do. Es como cuando de pequeñajo me dedicaba a cazar caracoles. Tarea para la cual los reflejos y un ingenio despierto son esenciales y muy valorados. Con la venta de los caracoles algunos durillos se ganaban para kases naranjas, huevos kinder, gusanitos y petardos. Pe-tar-dos. ¿Hay algo más maravilloso que el olor a pólvora quemada por la mañana? Sí, un petardo casero, siempre y cuando no te dé por quemarlo en tu mano. Ampollas que pasan.
La cuestión. Que no encuentro el pen memory. Si alguien lo ha visto que avise. Descripción Es como una cucaracha del intercambiador de Moncloa. Negro, alargado y brillante. No lo necesito para nada especial, pero es para ir adelantando tiempo para cuando tenga que buscarlo. Ya se sabe, hay que ser previsor.
Sigo pensando...
Punto y (quizá) aparte
Hace 2 meses
4 comentarios:
¡Qué escurridizos son esos lapicinos! Yo sé de gente que tiene más problema con la tapita, que la pierde siempre >.<
Seguro que el día que haga yo limpieza tras uno de los armarios me aparece de todo. Con las mudanzas charras y madrileñas acabé perdiendo de todo y teniendo cosas por duplicado... Buff
Suerte, a ver si das con ello!
Las mudanzas eran mi esperanza para encontrar los calcetines desparejados. Sin embargo, muchas fueron y nunca aparecieron. Por eso, aún hoy, yo me pregunto, ¿a dónde van los calcetines desparejados? Preguntas sin respuesta... :'(
Según un libro de Gomaespuma que tengo en casa ("Familia no hay más que una y el perro lo encontramos en la calle") se dice que los calcetines que se pierden se reencarnan en libros. Cuando veas un libro que no recuerdes haberlo comprado, seguramente será uno de tus calcetines. Ahí queda eso.
Interesante explicación. Yo siempre pensé que se los comía la lavadora o que, polvo somos y en polvo se convirtieron bajo la cama. En libros... Es posible, tengo bastantes y he perdido muchos calcetines. Tiene su lógica. ;)
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