Una de las preguntas habituales en las entrevistas de trabajo suele ser: “¿Dónde te ves dentro de cinco años?”. Responder que dirigiendo tu propia empresa puede suponer un punto negativo. No es rentable arriesgarse a formar a una persona cuyo fin es adquirir experiencia e irse a ser competencia.
Sin embargo, en ocasiones, puedes toparte con jefes “curiosos” que valoran la iniciativa. No la ven como amenaza, sino como fuente de posibilidades para la empresa que dirija.
Se habla del término emprendedor. Está en boga. Este blog (http://ceei.es/blog) es un buen ejemplo de la relevancia que tiene el mundo de la emprendeduría en nuestro país. La palabra emprendedor viene de la francesa “entrepreneur”. Haciendo un juego de palabras, un consultor, Gifford Pinchot, acuñó en 1987 el término “intrapreneur”. Intra, significa dentro. Así que ya podemos imaginarnos qué quiere decirnos el jefe “curioso” cuando nos defina como “intrapreneurs”.
Un intrapreneur es un emprendedor, sólo que no busca necesariamente formar su propia empresa; sino que le vale con que sus ideas y proyectos tengan cabida en la empresa en la que trabaja. Los empleados de este tipo buscan mejorar constantemente la empresa en la que están. Se sienten como socios, parte de un proyecto común.
El problema de los intrapreneurs es que no son jefes, sólo tienen ideas, ganas y una alta capacidad para el trabajo, el liderazgo y el sacrificio. La motivación es básica, y para eso es necesario que los superiores sepan dirigir la energía de este tipo de personas. Saber escuchar, incentivar y dejarse aconsejar por los intrapreneur son la clave del éxito para la empresa con este tipo de empleados. Como dije, si no se es jefe no se tiene poder y, por tanto, en caso de confrontación con el superior, el intrapreneur saldrá perdiendo. Se desmotivará y la estrella se apagará.
¿Os importaría mucho ser intrapreneurs? ¿Lo habéis sido? ¿Qué experiencias sacásteis?
Publicado en www.ceei.es/blog
Punto y (quizá) aparte
Hace 2 meses
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