Dicen que el mejor amigo del hombre es el espejo. Sí, dejémonos de perros y animalejos varios. Pues bien el espejo a la hora de
rotular también ha de ser tenido en cuenta. Y como bien nos aclaró
Samuel L. Jackson en
"El Protegido", todo héroe tiene un antihéroe. ¿Y quién hace de malo en esta historia?
La burbuja. Sí, esa concentración de aire que si es jabonosa es hermosa, pero que en el mundo de la rotulación puede suponer tirar a la basura todo un trabajo o bien, no cobrarlo como se debería.
¡Oooh, qué potito!El trabajo del rotulador suele pasar desapercibido. Es más, el del diseñador, idem. Es una cosa para tipos que se fijan en los pequeños detalles pudiendo fijarse en otras cosas. Raretes.
En todos los locales comerciales podéis ver rótulos y vinilos (láminas plásticas) que recubren espejos, vidrieras y grandes lunas. Pues bien, ¿cómo se hace y coloca eso? Es lo que intentaré desgranar en este texto.
La historia comienza con una petición por parte del cliente. El diseñador hace el dibujo correspondiente, lo envía al taller que lo materializa y el rotulador lo coloca en el local. Sencillo.
El diseñador ha de tener en cuenta el detalle del espejo, es decir, ¿cómo se va a ver el vinilo? Si se pone delante del cristal pues lo diseñará como si escribiera normal. Si tiene que leerse a través del cristal, pues hay que escribirlo al revés, de manera que el que lo lea pueda entenderlo. Esa es la única precaución que debe tener el diseñador. Bueno, y cumplir con las medidas y gustos del cliente que, por lo general, suelen ser bastante... ¿cómo decirlo? Dejémoslo en poco ambiciosos y muy, muy conformistas. También, que no se me olvide, el diseñador ha de dibujar de manera que las líneas tengan continuidad, que no haya líneas superpuestas.
Cuando el diseño está listo y cuenta con la aprobación del cliente se pasa al taller donde una impresora especial acuchilla un vinilo (el aeronfix de toda la vida). Es muy simpático ver la cuchilla incidir lo justo sobre el vinilo. La máquina va siguiendo la línea que el diseñador ha dibujado. De ahí que haya que evitar las líneas superpuestas, porque la cuchilla se haría la picha un lío (oig qué arrabalero) y el vinilo no saldría uniforme.
Cuando ya está el vinilo acuchillado se ha de retirar el sobrante. ¿Cómo? ¡Con mucho cuidado, leche! El método es sencillo. Vas del exterior al interior y te ayudas con una cuchilla. Los trabajos con muchos detalles y miniaturas requieren mucha paciencia y vista. Por ejemplo, un vinilo con infinidad de adornos florales te hará odiar la naturaleza durante meses.
Retirado el sobrante sólo quedan un par de pasos más.
Ponerle un transfer. El transfer es como un celo, fixo gigante que cubre todo el vinilo. Y aquí, en este momento es donde hay que
combatir las burbujas. Ya sabéis, porque todos hemos forrado nuestros libros, que siempre se quedan burbujillas donde no deben. Y claro, guarrear el libro de Religión no es importante, pero cuando te pagan por ello no puedes guarrear. Así que cuando el transfer está colocado, con una espátula plástica
se va retirando el posible aire que haya quedado entre el vinilo y el transfer.
Burbujitaaaa, sal que quiero verte la colita
¿Para qué es el transfer? Para poder separar el diseño del soporte del vinilo y luego colocarlo en el cristal, esperar que el adhesivo del vinilo haga efecto y retirar el transfer. Todo es cuestión de poder adhesivo. El del transfer es más débil que el del vinilo, pero lo suficiente para arrancarlo del soporte. Y lo que el adhesivo una que no lo separe el hombre.
Bien, las burbujas. Entre el transfer y el vinilo es importante que no queden, pero tampoco es vital. Donde si es vital, pero del carajo, es entre el vinilo y el cristal. Para ayudar a que no queden, en el momento de su colocación se humedece la zona con agua jabonosa. No es que esto vaya a comerse el aire, pero sí permitirá despegar el vinilo en caso de que se haya colocado mal. Aún así, también puede colocarse a palo seco. Eso sí, ese método, aunque más rápido es más arriesgado.
Cuando esté sobre el cristal con la espátula repasaremos la zona para retirar el posible aire que se haya quedado. Si, por lo que fuera, quedasen burbujas o burbujillas se aplicará calor. El aire se moverá con facilidad y el vinilo se ablandará adaptándose mejor a la superficie del cristal. En casos extremos hay dos opciones, acuchillar, retirar el aire y no decirle nada al cliente o repetir todo el proceso si no quieres quedar de chapuzas y perder clientes.
Como supondréis el transfer no se puede retirar en el mismo momento en el que se coloca el vinilo. Hay que esperar a que el agua se evapore y todo esté bien seco. En ese momento se podrá retirar el transfer y comprobar lo profesionales que "semos" contemplando el vinilo colocado sobre el cristal de manera perfecta.
El vinilo más común es el "vidrio". Que es la típica superficie gris traslúcida. Pero como supondréis... en el mundo del vinilo hay una amplia gama de colores y brillos. Todo es posible cuando la cartera está dispuesta a adelgazar un poco.
Bueno, y si no os habéis aclarado... Podéis leer el siguiente artículo.
Sigo pensando... (y aprendiendo)
Los 3 anuncios de ayer son:
No recuerdo ninguno... (¿Horror?) Esto me ha recordado esa canción que decía:
"Terror en el hipermercado, horror en el ultramarinos, mi chica ha desaparecido y nadie sabe cómo ha sido". Las asociaciones cerebrales son inexcrutables.
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