Puede esperar a que entren solos los clientes o pueden ir a buscarlos. El segundo de los casos es por el que ha optado Caja Laboral en Oviedo. Hace tiempo, unos meses, que sus sucursales están abiertas, pero ¿cómo nos buscan?
Con esto.
Nos han enviado una llave. Sí, sí. Una llave de verdad. Una carta de presentación original, personal (no personalizada) y una foto de los empleados de la entidad. La llave en cuestión abre una urna que, como ya habréis adivinado, está en la sucursal. Si tu llave la abre has ganado el premio: un televisor de estos modernotes.
No es mala idea. La llave, como ellos mismos dicen, es el símbolo de la Caja Laboral. Su logo es una llave formada con la C y la L (hasta hoy no me había dado cuenta). Con esta carta nos presentan la filosofía de la entidad. No nos ofrecen nada, más que un espíritu de colaboración e interés por nosotros. Quieren conocernos y que les conozcamos.
Me parece interesante. Si no me equivoco este tipo de actuaciones se enmarcan dentro del marketing directo. Su eficacia se medirá en función al número de visitas que reciba la "nueva" sucursal. A mí me pica acercarme, la verdad.
Caja Laboral pertenece al Grupo Mondragón, una corporación a la que nadie le resta mérito, pero sin embargo no cuenta con muy buena imagen por su relación con el nacionalismo vasco que nadie parece molestarse en negar, salvo la ETA.
Como "consumidor" esta campaña de marketing directo me ha llegado más que, por ejemplo, las de HC para presentarme su operadora de gas, las de Orange para que me pase a contrato de una puñetera vez, las de telecable anunciando su nuevo servicio móvil, el kit del no votante del PSOE. ¿Por qué? No sabría deciros.
Sigo pensando...
PD: Por cierto, segunda botella de vino que gano. La primera por un escrito sobre Toledo y la segunda en el concurso de "Noche tras noche". Y coime, no me gusta el vino.
2 comentarios:
¡Qué buena forma de darse a conocer! Me gusta la idea. Fijo que a la gente le dará mucho yuyu tirar una llave a la basura, así, porque sí. (Sé que no tiene que ver, pero ¿por qué ahora los cerrajeros, fontaneros se publicitan con estampitas de la Santina? ¿Para que te dé mal fario tirar la tarjetita a la basura?)
Por cierto, a mí tampoco me gusta el vino, no sé qué le ven... pero enhorabuena!!
No sabía lo de la santina. Aquí no se les debió ocurrir esa idea. Tiene su aquello, llevas razón. Me recuerda a lo que Reverte cuenta en Alatriste sobre las estampitas de santos que la gente ponía por las paredes para evitar que la gente meara en ellas.
La verdad que el programa ese me está gustando. A ver si algún día, gano algo más que cajas y botellas de vino, jeje.
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