lunes, septiembre 10, 2007

Nos ponemos lectores...

Ya sé (y lo sigo sosteniendo) que, aunque nos digan lo contrario, si leemos no somos libres. "¡Ondiá, lo que ha dicho!". No obstante, si queremos aprender, debemos renunciar un poquillo a nuestra libertad. Para aprender hay que dejarse guiar. Luego, esos conocimientos nos permitirán, quizás, ser algo más libres, pero... siempre estaremos condicionados por nuestras lecturas.

Y como hay que leer, se lee. Hoy traigo a este blog un libraco baratín apto para todos los públicos. Le he echado una ojeada. Mi primera conclusión es que merece la pena. (¿qué libro será? Hay tensión voltaica in the air). Ahora, para remarcar la intriga a domicilio, un redoble (RE RE)

Y el libro es... "El Libro Rojo de la Publicidad". Su autor es Luis Bassat. El crack de la publicidad que pese a toda su genialidad a la hora de vender otros productos nunca pudo venderse a la afición blaugrana como el presidente que el més que un club necesitaba. Y eso es muy curioso...

A lo largo de los días que me quedan hasta el final de los míos iré comentando aquellas cosas que me vayan llamando la atención (o ya lo han hecho). De primeras, recomendar su lectura anárquica. Es decir, abres el libro y empiezas a leer por la hoja que te dé la realísima gana. También puedes consultar el índice si lo que quieres es abordar un tema determinado.

Primer detalle del libro rojo. Abre el libro con un caso práctico. Unos padres amigos del publicista tienen un hijo recién operado de la vista. El guaje se niega a abrir los ojos. Y eso es básico para la cicatrización. Bassat invita a la familia y les baja al garaje. Acto seguido les dice: "¿Habéis visto qué Montesa roja más bonita me he comprado? Es el último modelo". ¿Qué haríais vosotros si tuviérais los ojos cerrados? Pues lo mismo que hizo el chaval. Seduce al público y el público abrirá los ojos.

Sigo pensando...

2 comentarios:

Patata Piloto dijo...

¡Qué buena la anécdota! Jeje. Tiene buena pinta el libraco en cuestión. Le eché un vistazo por encima y recuerdo que en la facultad alguien de Publi y RRPP (claaaaro! :P) me habló de él.

Jesús Sarmiento dijo...

El Libro está lleno, lleno de anécdotas y de ejemplos aplicables a cualquier situación. Está muy simpático cuando Bassat, que vendía televisores a domicilio, descubre su filón comercial. Los bares. Puede decirse, quizás, que Bassat contribuyó a eso que se conoce como "ir al bar con los amigos a ver el partido". Bassat convenció a los dueños de los bares de que estos se llenarían si emitían los partidos a través del televisor que él vendía. Y así fue.
Saludos