A volar con ICARO

La mitología es fuente inagotable de "inspiración" a la hora de poner nombre a alguna empresa, modelo, producto, proyecto... Así, por ejemplo, tenemos la cerveza Belenos, los camiones Pegaso, la misión Apollo XIII, también en formato lejía, las bicicletas Zeus, las pilas júpiter, el Club Patín Cibeles, hoy ESFER (¡arriba el hockey!), el casco marte, la cuchilla femenina Venus y así un sinfín.

En Ecuador hay una areolínea llamada Ícaro. Este nombre es de un personaje de la mitología griega. El segundo hombre en alzar vuelo. Lo logró gracias a su padre, Dédalo. Ambos usaron unas alas fabricadas por este para escapar de la isla de Creta donde el rey Minos los había encerrado. Con estos datos, insisto, es lógico, e incluso, recomendable, ponerle este nombre a tu flamante compañía aérea. Sin embargo, la historia no acaba aquí. Resulta que Dédalo había "soldado" las alas con cera (no sé si de sus orejas o de alguna colmena cretense). Por este motivo, advirtió a su hijo de que no se elevase demasiado, pues el calor del sol podría derretir la cera y dar al traste con el artilugio.

El joven, una vez que emprendieron vuelo, ¿qué creen que hizo? Elevarse y dirigirse hacia el sol (Helios por aquel entonces). Y como le predijo su sabio padre... la cera se derritió e Ícaro, cual niñato de Coslada, se precipitó al mar (chof!). Por tanto, Ícaro fue el primer hombre en volar, sí, pero también el primero en matarse haciéndolo.

Es paradójico, de verdad, pero no es el único caso. En Asturias tenemos la agencia de viajes Ícaro Tours. ¡Rediós!

Gracias, Vicente, por tus clases de Cultura Clásica en el Instituto.

Foto sacada de aplenovuelo.vox.com

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